Hace casi un año viví uno de los momentos más amargos que he tenido como barcelonista. El partido que protagonizaban el Betis y el Barça en el estadio Ruiz de Lopera en el mes de marzo de 2008, me dejó un amargo sabor de boca. El equipo perdía de manera sorprendente, luego de tener un partido controlado. Pareció como si los jugadores los hubiesen cambiado en el entretiempo y los que salieron en la segunda parte eran unos amateurs. Aquel episodio fue el comienzo del fin. La prueba fehaciente de que los dirigidos por Rijkaard tiraban por la borda la temporada. Un momento en que nos dimos cuenta que el problema no era falta de talento, ni mucho menos, sino una pérdida de motivación y concentración.Pero eso es pasado, afortunadamente. He querido echar una miradita atrás, sólo para ver como aunque hayan momentos desagradables como el que he mencionado anteriormente, las cosas cambian. Eso es lo que vivimos hoy los culés. En la actualidad disfrutamos de un equipo que no se amilana nunca y que no pone excusas de ningún tipo. Un ejemplo de cómo reacciona un grupo ganador que se ha trazado la meta de aspirar a todo y que no tiene miedo.
Han aprendido de las críticas que sufrieron, como debe ser. Los ganadores tomamos los comentarios malsanos para hacernos más grandes y así como ayer la prensa, tanto la culé como la madridista, reseñaban y -más que reseñar se recreaban- en el fracaso de aquellos hombres, hoy no tienen más que rendirse ante la evidencia de que estamos ante uno o tal vez el mejor equipo del mundo.
¿El resultado de hoy? Un empate. Se ha frenado una racha, pero no se le ha puesto freno a las ganas. Tras los goles de Melli y Mark González por unos claros errores defensivos, los blaugrana sacaron la casta y ese carácter que les ha dado Guardiola y remontaron. Con un Iniesta que muestra cada vez más que estamos ante un auténtico crack del fútbol mundial y con el acierto de un Eto'o que aunque muchos lo crítiquen por su comportamiento rebelde y explosivo, es una muestra de que para ser una figura hay que tener personalidad. La magia del manchego y la fiereza del camerunés nos han dado un punto más. Valioso punto que sigue manteniendo la ventaja y que nos habla de que aún cuando no se gane, igual se pueden sacar cosas positivas.
Luego de este encuentro me he sentido satisfecha porque igual se pudo haber ganado, sólo que Ricardo ha tenido una actuación impecable, todo hay que decirlo. En conclusión, qué gusto da ver que las cosas cambian y que ayer cuando muchos nos deprimimos viendo a ese Barça indolente, hoy nos podemos sentir orgullosos. Sí, aún en la distancia, me siento orgullosa de haber escogido al FC Barcelona como mi equipo, de poder llamarme culé y saber que mi mundo es blaugrana. ¡Visca el Barça!
